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Bajo Arboles Mojados

Llovinzaba

    1. De pie, desnudo frente al espejo, sostenía una maquinilla de afeitar con una mano mientras con la otra acariciaba la barba. Olía a humo y a besos.
    
    2. El día decidió dar una tregua al buen tiempo, quizá con ánimo de fastidiar a todos los boletines meteorológicos del día anterior, que se habían empeñado en predecir otro día de calor. Nos quedamos sin invierno este año, decían.
    
    Por eso el frío se decidió a volver. Para fastidiar.
    
    3. La otra mano continuaba acariciando los pelos de una barba demasiado larga. Posiblemente mañana le dijeran algo en el trabajo. No la llevaba ni arreglada ni recordada. El supervisor le vio el otro día y no le puso muy buena cara.
    
    La mano dejó la cuchilla descansar sobre el mueble del baño.
    
    4. Había estado lloviznando. No sé si existe esta palabra en el diccionario, aunque sé que es la que mejor describiría el día que había sufrido. Lloviznaba, y uno no sabía si sacar el paraguas y esconderse en los soportales o continuar caminando por el medio de las calles y las aceras.
    
    Yo levanté la cabeza, dejé que la poca agua que caía me mojara la cara para acabar de despertarme, aunque fuera la una y media del mediodía.
    
    5. Pero sobretodo, la barba olía a agua. De lluvia.
    
    Decidido, le concedió otro día la absolución.

Las galletas de dos en dos

Las galletas de dos en dos

    1. Comía las galletas siempre de dos en dos. Cogía un par por un extremo, las sumergía en la leche, agachaba la cabeza y se comía la mitad.

    Luego volvía a sumergir el resto de las dos mitades de las galletas en la leche, hasta justo el borde donde sus dedos las sugetaban. Volvía a agachar la cabeza, para no manchar. Y se la terminaba.

    Cuando bajaba la cabeza y la ladeaba, se quedaba mirando de frente los vasos y platos sucios que se acumulaban en el fregadero.

    Las galletas de dos en dos.

    2. Por la noche se tumbaba en el sofá y veía cualquier película de aquellas que descargaba. A días impares seguía alguna serie que hubiera conseguido captar su atención. Tumbado, con una pequeña manta usada.

    Ahora se acariciaba las manos. El jabón para lavar los platos siempre le dejaba esa extraña sensación entre los dedos, como si la vida se le escapara entre ellos si no conseguía hundirlos en algún pelo ajeno.

    3. En la cama parecía que todo el sueño y el cansancio desapareciera. El cansancio decidía leer a su lado. Él elegía novelas ligeras para la noche; el cansancio prefería algo más filosófico, algún ensayo o literatura rusa.

    No conseguía dormir con la luz apagada. Le daba miedo dormir con la luz apagada.

    Solo.

Cansancio y recomendación musical

    El martes fue una de esas noches que yo tiendo a bautiza como noche horribilis. Es decir, entre pitos, flautas y demás gremio musical, dormí menos de 3 horas. Claro, eso ha causado que el resto de la semana lo pasara en un estado pseudovegetativo que me permitía centrarme en las tareas con un esfuerzo sobrehumano. Me estoy convirtiendo en superhéroe, yo, casi sin querer.
    
    Esta mañana, cuando el sueño estaba a punto de vencerme en el momento (las 5'30am) en el que me he levantado para dar un último repaso a mis apuntes, he conseguido sobrevivir gracias a la voz un poco desgarrada de una desgraciada que canta soul como los ángeles y fuma crack como el mismísimo demonio...


    
    Hacía tiempo que no recomendaba un disco. Este no tiene pérdida.

Vilano

Vilano

    Releo la libreta en la que escribo y vuelvo a pensar que me encantaría saber dibujar. A mi cuñada se le da muy bien. En el flickr hay millones de personas que cuelgan diariamente bocetos, y yo me paso horas embobado mirándolas.

    Pero nunca supe dibujar algo medianamente coherente a parte de letras.


    Quito pelusas de debajo del ratón del portátil y pienso en algún tema para algún relato corto. Se me escapan de los dedos los relatos cortos y las pelusas, y aunque la música continúe sonando, me vuelvo a sentir un poco vacío y triste y tonto.

    Vamos a probar con las pelusas:

 

    La pelusa cayó al suelo desde el ombligo del hombre y tomó vida. Nadie puso fango en ella, ni recitó unas palabras mágicas ni colocó una letra hebrea debajo de su lengua.

    La pelusa rodó por el suelo, cubierto por cierto grado de polvo, y viró en dirección al rincón en el que se agazapaban otras pelusas, y aunque intentó algún tipo de contacto con ellas, no consiguió arrancarles más que un leve balanceo, que atribuyó alguna corriente de aire de la habitación.

    La pelusa, sabiéndose sola e incomprendida en el mundo, planeó en un par de microsegundos un suicido pelusil, que se vio truncado al lanzarse al vacío desde la ventana de un 5º y verse repentinamente trasformada en un vilano...

Patio de luces

1.

    Manuel acaba de preparar la cena. Esta noche estaba cansado y se conformará con un revuelto de calabacín y un filete (poco hecho).

    Marina ensaya el cuarto movimiento de una sonata que algún día acabará de componer.

    Julio tiene 6 meses e intenta dormir, pero la música le llega a través de su ventana que da al patio de luces, en el edificio en el que Marina no tiene otro momento para ensayar.

2.

    Marina repite un pasaje. Aún tiene los dedos fríos, y le cuesta marcar las notas en el chelo que le regaló su abuelo.

    Julio sonríe y su madre se disgusta con esa chica, tan oportuna, hoy, que ella necesitaba tanto que el niño le diera un descanso. Mañana tendrá una entrevista de trabajo y no quería ir con ojeras.


3.

    Manuel echa un poco de sal al plato. Se le quedó soso el revuelto. Piensa si encender una velita, como le decía su amiga de Madrid. Al final decide no hacerlo.

    Marina termina de ensayar la sonata por pasajes y decide tocarla de arriba a abajo. El arco resbala por las cuerdas, los dedos sujetan los acordes y tiemblan con un delicado vibratto.

    Julio comienza a cerrar los ojos, su madre se sonríe y acaba agradeciendo a Marina su música triste.

4.

    Manuel acaba el filete y descubre una lágrima asomar por sus ojos. No puede evitar más, que pronto se transformarán en un llanto. Decide regar las plantas, a ver si se le pasa.

    Marina mantiene un fa sostenido más de lo que su profesor creería correcto, no quiere terminar la obra porque sabe que después volverá la soledad.

5.

    Manuel se asoma al patio de luces y lanza un beso a Marina. Bueno, allí donde está su ventana, porque no adivina nada de ella. Dos segundos después, cuando Marina se asome al quicio, descubrirá contra el cristal un beso. Con miedo lo atrapará y lo dejará metido en un bote de mayonesa vacío. Las tardes de la próxima semana se dedicará a contemplarlo, temiendo que se le escape.

6.

    Julio dormirá apaciblemente. A su madre no le darán el trabajo.

Otros blogs

    Leo otros blogs de otras personas y me recuerdan a cuando comencé a escribir este mismo. Es posible que haya decaído, ahora casi siempre hablo más de mí que de lo que pasa por mi cabeza.
    
    No sé si eso es bueno o es malo. Sí es cierto que escribo mucho menos. Debería obligarme a hacerlo todos los días. Es un imperativo, un ejercicio. Aunque luego me da pereza.
    
    Lo que no me da pereza ahora mismo es coger un bocadillo (de salchichón y queso), la chaqueta y la cometa y bajarme con mi chico a volar la cometa. Creo que hoy habrá éxito. Voy a ver si pesco al ángel de mi abuela y puedo decirle que la echo de menos.
    
    Aunque esto ella ya lo sabe.

Mascarada

    Quizá para celebrar carnaval, ayer lucimos orgullosos nuestras máscaras.

Rutinas

    A veces la tristeza decide hacerse un hueco en los ojos de uno, ahora, que parecía que los tenía algo más alegres...
    
    Las rutinas le traen a uno la facilidad de saber el qué hacer en cada momento. El problema son los tiempos muertos y los silencios y las noches. No quiero tener tiempos muertos, ni silencios si estoy a tu lado, ni noches impares en camas estrechas.
    
    Se me hace difícil soñar en domingos lejos de casa de mi abuela. Se me hace difícil soñar sin mi abuela, a pesar de saber que iba a ocurrir.

La mare

La mare

    Felisa estaba cansada, y antesdeayer en la cama decidió que se había cansado de respirar. Tenía los ojos cerrados, como los había tenido durante todo el día, y un parche de morfina por el que nos tuvimos que pelear con el médico de cabecera. Dejó de respirar y estuve a su lado junto con mi madre y alguna de sus hermanas (de mi madre y de mi abuela).

    Felisa era mi abuela, aunque la llamábamos Mare, y sonrió hasta el día 5 de enero, cuando le dió una embolia que le paralizó medio cuerpo, el izquierdo, y le arrancó las ganas de ser feliz.

    Ayer fue un día raro, de llorar mucho y dormir poco, aunque en realidad dormía poco desde hacía 3 días, que esperaba una llamada al móvil que me confirmara lo que esperaba.

Borlitones

Borlitones

    Después del fin de semana intenso (dos exámenes y curro y ginctonic DORMIR bronca y r ehabilitación y cometa e inglés y DORMIR), vuelvo a la tranquilidad de la universidad sin complicaciones.

    Esta mañana, llegando, hemos comprobado que aún no se había levantado. La universidad. Y que estaba envuelta en una sábana de algodón de azúcar blanco. No, no era smog. Era niebla. Espesa. Niebla.

    Estos días ya no me siento embotado. Parece que dejé de medicar a mi ánimo con corticoides. No. Ahora me siento algo más liviano. No hay niebla en los ojos... Los borlitones que suben y bajan sí, esos continúan ahí, en mis ojos. El otro día en clase nos explicaron qué eran. A mí me importa bastante poco lo que diga la medicina que son. La verdad es que no me molestan demasiado. Son mis borlitones de dentro del ojo. Y punto.

    Soñar no sueño mucho estos días.

Amapolas

 

 

    Hace un rato he salido a recoger florecillas.

    Miren lo que he encontrado , pasen y echen un vistazo..

Voces

    Fue más bien casualidad que remangara estos pantalones vaqueros que llevo ahora puestos. Lo que nunca llegaré a comprender es cómo se colaron dos trozos de vidrio de tu corazón en ese espacio que se queda al hacer el doblez...
    
    Ayer volví a escuchar las voces. No son muchas, es una, y siempre me habla cuando lloro... Aunque hace tiempo que apredí a no hacerle caso.
    
    ¿ Y tú? ¿Oyes voces?

Bíblico

...tan solo una gominola tuya bastará para sanarme...

Memorial del olvido

    Llevo un par de días pensando acerca del olvido... Quizá sea por la situación de mi iaia, o quizá no haya ninguna explicación para ello.
 
    El hecho es que pienso repetidamente sobre los olvidos y la memoria. Sobre las personas que creímos que permanecerían en nuestra cabeza eternamente y un día alguien dice un nombre y caes en la cuenta de que no recuerdas cuándo fue la última vez que lo tuviste en mente. Sobre los lugares que es imposible que desaparezcan del cerebro. Sobre las peleas que se anclaron y se clavaron en alguna circunvolución, o quizá, más cerca del corazón que de la cabeza.
 
    Sí, creo que el corazón es un órgano secundario de la memoria, que deberíamos estudiar con más profundidad en alguna de las asignaturas de mi carrera...

Y con el pelo alborotaado...

    El pelo se alborota a la mínima oportunidad. Mi pelo. Si salgo de la ducha e inmediatamente decido bajar a la calle a robar algún beso.
    
    Por el camino, el viento se mece en mi pelo y lo alborota.
    
    Hoy es un día extraño. No pregunten por qué, desconozco la razón.
    
    Es extraño.
    
    Y punto.

Cometa

    Ahora estoy en una sala de ordenadores de mi universidad, llena de gente que murmulla y habla, y tengo ganas de taparme los oídos y balancearme y pensar que el ruido se irá, el que hay dentro y fuera de mi cabeza. Pero el ruido no se va, y me canso, y me altero, y tengo ganas de gritar porque estoy algo nervioso por los exámenes y por los trabajos, y porque en menos de 6 meses estaré por fin trabajando en algo en lo que me sentiré realizado. Pero mientras tanto tendré que soportar el ruido y la gente que me mira y me mira por encima del hombro, creyéndose mejor, o simplemente creyéndome otro maricón más.
    
    Sin embargo, ayer volé la cometa.
    
    Fue liviano, y E. me ayudaba a mantener los pies en el suelo.
    
    La cometa volaba. Yo la sostenía y sonreía.
    
    Arena en los pies...

Desconsiderados

    El miércoles lloré en el pasillo de un hospital.
    
    No había allí nadie que me tendiera un pañuelo, la mano o un abrazo.
    
    Nos hemos vuelto unos desconsiderados, los hombres.
    
    Yo quiero evitarlo...

Futuro

    Los reyes pasaron, sin pena ni gloria, y ahora me enfrento a mi último periodo de clases por un tiempo indeterminado (como las treguas).
    
    Por delante me quedan dos semanas más de lecciones y 4 meses de prácticas hospitalarias, en las que debo afianzar todo lo que sé, lo que no sé y lo que intuyo.
    
    Después, quizá, comenzar a vivir...

Invitada por ninguno

    Vino y se sentó
entre la tostada y el té del desayuno;
dormía acostada a tu lado
y el mío.

Vino y no la llamé, vino
invitada por ninguno.

    Vino y tú llorabas
y yo lloraba escondido.

Versos tristes

    Siempre suenan
pianos tristes
tras tus orejas.

    Escóndeme
bajo el rubor
de tus mentiras.