Blogia
Bajo Arboles Mojados

Las galletas de dos en dos

Las galletas de dos en dos     1. Comía las galletas siempre de dos en dos. Cogía un par por un extremo, las sumergía en la leche, agachaba la cabeza y se comía la mitad.

    Luego volvía a sumergir el resto de las dos mitades de las galletas en la leche, hasta justo el borde donde sus dedos las sugetaban. Volvía a agachar la cabeza, para no manchar. Y se la terminaba.

    Cuando bajaba la cabeza y la ladeaba, se quedaba mirando de frente los vasos y platos sucios que se acumulaban en el fregadero.

    Las galletas de dos en dos.

    2. Por la noche se tumbaba en el sofá y veía cualquier película de aquellas que descargaba. A días impares seguía alguna serie que hubiera conseguido captar su atención. Tumbado, con una pequeña manta usada.

    Ahora se acariciaba las manos. El jabón para lavar los platos siempre le dejaba esa extraña sensación entre los dedos, como si la vida se le escapara entre ellos si no conseguía hundirlos en algún pelo ajeno.

    3. En la cama parecía que todo el sueño y el cansancio desapareciera. El cansancio decidía leer a su lado. Él elegía novelas ligeras para la noche; el cansancio prefería algo más filosófico, algún ensayo o literatura rusa.

    No conseguía dormir con la luz apagada. Le daba miedo dormir con la luz apagada.

    Solo.

2 comentarios

kaveri -

Cuando uno se levanta a las 4, no puede permitirse leer en la cama. Es lo que me pasa a mi ahora...

argax -

Hasta las rutinas más asentadas cambian.

Un saludo