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Bajo Arboles Mojados

Susurraba

1. Hacía ya un par de semanas que había encontrado un modo de evasión perfecto.
    
    Siempre había dos libros sobre su mesita de noche. Uno era una novela, ya fuera negra, dramática o de cualquier otro tipo. Esto le ayudaba a encontrar a personas más tristes que él.
    
    El segundo libro era siempre ciencia ficción o fabulación científica. De este modo pensaba en lo que podría ser mañana, y le daba ánimos para continuar.
    
2. Había escrito un par de versos dos noches atrás.
    
    Fue como si alguien le susurrara el contenido justo antes de caer dormido, y no supo si continuar con el sopor que le adormecía o levantarse a escribirlo.
    
    Finalmente se declinó por escribir los versos. Más adelante ya completaría la poesía.
    
    Sabía que con la voz que susurraba atrapada en las primeras palabras, el resto aparecería en su cabeza solo. Como siempre.

Moscas

Clavándome las uñas en las nalgas
esperas encontrar petróleo
y atraparme junto a ti.

Pobre infeliz.

Las cárceles de sangre son las más deseadas
por las moscas
cuando comienzan a podrirse...

Ganas

1. Le faltaban las ganas.
    
2. De levantarse por la mañana, de ducharse, de arreglarse, de mirarse siquiera al espejo, de comer chucherías, de no quedarse dormido mientras le hablaban, de quedarse dormido en la cama.
    
    Le faltaban las ganas.
    
3. Decía que los bordes de su realidad estaban arrugados, y el centro desenfocado.
    
    No decía nada nuevo. No era la primera vez que se sentía así.

4. Cuando cocinaba se sentía en paz. Y en algún lugar concreto. Quizá una cafetería, quizá un pueblo abandonado de la montaña, quizá al lado de algún amigo con barba, o con los ojos grises, o durmiendo al lado de E.

5. Pero para todo lo otro, le faltaban las ganas.   

Rutinas

   Esta rutina de trabajo y de vida que me condena a semanas interminables, indistinguibles los días, inacabables las jornadas...

   Ayer me quemé con el horno, nada grave.

   Hoy quizá prepare macarrones para 4. Al raggù. Muchos días libres me asustan. No estoy preparado...

Antihistamines...

    ...make me feel sad.

Santificaremos los miércoles

    Santificaremos los miércoles,
les escupiremos en el ombligo
y removeremos la arena
en su interior
con nuestros meñiques.
    Tú te quitarás la ropa
al entrar en la cocina,
y asarás esdrújulas
con un poco de romero.
    Yo te observaré
desde el sofá del comedor,
y me cortaré el pelo, las uñas y las venas
para aliñar la siesta.
    Y entonces nos miraremos
directamente a los ojos
y las fantasías que elaboramos
a nuestro alrededor se desvanecerán,
y no seremos novios
ni personas.

    Y podremos bailar con el ruido
que hacen los planetas
al desplazarse en sus raíles.

Mi Tumblr

    No sé cuánto durará, pero estoy probando Tumblr, y me parece curioso e interesante... Así que si alguien quiere seguir lo que hago sin metáforas, paráfrasis, cuentos chinos ni demás, lo único que tiene que hacer es visitar esto.

Enfermerito

Enfermerito

Mi cuñada me ve así dentro de 3 meses...

Haiku

Las navajas suizas
no tienen
un arrancacorazones.

Elecciones

1. Despertó a sabiendas de que la realidad se le arrojaba encima. En cuanto abrió los ojos el mundo ya estaba formado a su alrededor.

    Demasiado pronto, hoy. Se dijo.

2. Cogió el móvil sólo para comprovar que la gente sólo cumple sus promesas cuando no tienen sentido.

3. Cuando era pequeño conoció a un niño que sólo jugaba con juguetes nuevos...

4. Hoy iba a ser un día difícil. Sabía que, pasara lo que pasara, se iría a la cama de nuevo por la noche con la sensación de ser un perdedor más.

Muy cansado

    1. Está cansado; casi diría que agotado.
    
    Es imposible estudiar estando agotado. Uno se senta enfrente de los apuntes y comienza a crear el simulacro a su alrededor de persona aplicada. Se ordena el escritorio, las hojas en blanco dobladas por la mitad a la izquierda. Las escritas, pocas o aún ninguna, irán a la derecha, convenientemente ordenadas. Los bolis, de dos colores, negro para los títulos, azul para el texto. Quizá un lápiz para esbozar algún esquema, para trazar un dibujito. Justo en frente, los apuntes; el ordenador a mano para consultar dudas.
    
    Y permanece sentado, con la espalda erguida, durante 20 minutos, quieto, mirando la pared del frente. Quieto.
    
    2. Quieto.
    
    3. Entonces descubre que no sabe exactamente qué hace así. No es que haya olvidado que debía estudiar, no. Lo recuerda. Pero no puede.
    
    4. Quizá comience a llorar, o sea más pragmático y entre en la despensa. Un plátano, una manzana. Alguna galleta.
    
    Y de nuevo frente a los apuntes.
    
    5. Quieto.
    
    6. Y es entonces cuando, con los ojos rojos y la barriga llena, se da cuenta de que ya no puede más.

Te vi

"Me descubriste Algora;
ahora que te perdí , sé
que me dueles. Debí
cerrar la ventana, pero
la puerta la dejo abierta
por si vuelves. Mil besos.M"

    Me gusta leer los Te vi del EP3 y sentirme protagonista de la mayoría...

(nuevos) Pequeños Lujos

1. Bailar en pijama.
2. Que te caiga ligeramente el pantalón de la talla 42.
3. Un té.
4. Estar a las 11 de la mañana leyendo en la cama un domingo.
5. Redescubrir The Postal Service.
6. Ir al cine.
7. Cenar pizza que no esté refrigerada o precongelada.
8. Hacer fotos.
9. Volar la cometa.
10. Hablar por teléfono y hablar italiano.

Burn out

    Hace tiempo que la gota colmó el vaso y ahora tengo todo el piso encharcado. Quizá la perspectiva de partir me hace especialmente sensible e irascible.
    
    Pero ahora mismo cogía un rifle y me cargaba a un par de mamones hijos de la mismísima madame de Babilonia, propietarios de la empresa para la que trabajo...

Celuloide

    Admiraba la luz tan especial de ciertas películas y fotos. Era como si el mundo fuera más claro de lo que sus ojos conseguían apreciar.
    
    Sí, igual el problema estaba en sus ojos, que oscurecían la luz que entraba por sus pupilas.
    
    Por eso disfrutaba viendo aquellas películas y revelando carretes de cámaras de fotos viejas, cuyos tonos de luz y contraste sobresalían del celuloide y el papel.
    
    Quería tener un mundo propio en papel fotográfico.

Eternal Sunshine of the Spotless Mind

    1. Hoy el día tenía ciertos tonos blanquecinos, debido a la nubosidad y a esa especie de niebla que se ha extendido por el pueblo.
    
    Aunque el despertador ha sonado a las 10'30, ha decidido aplazarlo media hora, aunque finalmente se ha levantado. Luego, a las 11, cuando ha vuelto a sonar la alarma del despertador, se ha asustado.    
    
    2. Ha holgazaneado durante toda la mañana. Ha hablado con un compañero de clase para acabar un trabajo, aunque ni siquiera haya comenzado su parte. Pasará un par de noches sin dormir demasiado para adelantarlo.
    
    3. Sus padres se han ido a una comida a la que no ha querido asistir. Nunca se ha sentido a gusto con las personas que le miran de modo extraño, como juzgándole por cómo se viste, por las personas con las que pasea o camina, por lo que dice o lo que le gusta.
    
    Así pues, se ha preparado un bocadillo y ha cogido un refresco de naranja para comer mientras veía una película sentado en el sofá de casa.
    
    4. Hacía frío, a pesar de la calefacción. Parece que ha comenzado este otoño en mitad de febrero.
    
    5. Después se ha preparado una infusión y ha cogido el último bombón que le quedaba. La infusión estaba en esa taza de loza que le trajeron sus padres de París, negra, con el dibujo famoso del gato negro.
    
    Se ha acurrucado en el sofá y se ha echado encima la manta de patchwork que cubría una vez la cama de su hermano pequeño. El otoño.
    
    6. Ahora se desnuda y se mete en la ducha. Piensa en la ropa que se pondrá, piensa que prefiere ponerse algo más de ropa interior y no llevar la chaqueta gruesa, piensa en quién se ha podido abrazar a esa chaqueta y se pone triste. Lleva un tiempo algo triste.
    
    7. Sabe que esta noche no volverá a dormir tranquilo...

Una foto de un beso. De amor.

    Uno cree que su habitación es su morada. Que lo que allí guarda es suyo y solamente suyo, como los Magnums.

    Y un día llega a casa y encuentra en un rincón un trozo de una fotografía. Y sabe que en esa fotografía hay un beso. De amor. Y que alguien no quería ni ver ni tener esa foto cerca.
    
    Y ese alguien no soy yo, porque en tal caso, toda esta perorata carecería de sentido.
    
    Así que uno se arma de valor y pide explicaciones, ante las cuales sólo obtiene mentiras.
    
    Y es en ese momento cuando uno, cansado, piensa que si alguien no quiere ver un beso, de amor, pues que simplemente no vea la foto. Que no está colgada en ningún sitio. Que no está al alcance de ningún niño ni de ningún adulto. Está guardada en un sobre que se debe abrir y en el que se debe buscar, para ser hallada.
    
    Y uno piensa en que mañana encarga otra copia de la foto. La del beso, de amor, y la vuelve a dejar donde estaba antes de ser rota en cienes de pedazos y tirada en la basura, no sea que uno tenga tiempo de encontrarla...

Vaya cosas

Vaya cosas

    Comentario realizado tras el visionado de la película Apollo XIII.
-Mamá, ¿y quién es el tal Huston?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

    La frugalidad de sus comidas se vio transformada en su hambre de fotos. Echaba de menos cada segundo que no pasaba con su cámara en las manos.

    Quizá su objetivo preferido era a la par algo irónico: fotografiar mercados llenos de alimentos...

Con leche

    1. Hoy tenía la cabeza algo cargada de haberla bombardeado durante todo el día con estímulos visuales.
    
    2. Cansado, se recostó en la cama y encendió el Ipod.

    Sonaba jazz en unos pequeños altavoces, y cuando consiguió acompasar los tiempos de la música a su respiración se durmió.
    
    3. Soñó.

    Con tazas enormes de café.

    Con leche.

Una casa pequeña con un balcón pequeño

    A veces se ponía a pensar en el futuro. No solía hacerlo demasiado, quizá tan sólo cuando tomaba café en la cafetería de la esquina y no quedaban libros ni revistas por leer.
    
    Se imaginaba normalmente solo, aunque en alguna ocasión aparecía aún a su lado. Viejo, eso sí. Viejísimo.
    
    Por alguna extraña razón, quizá porque era la bebida que tenía enfrente en esos instantes, tendía a verse en sus visiones preparando una cafetera. La artrosis limitando sus movimientos por una casa pequeña llena de estanterías llenas de libros. Una casa pequeña y vacía de muebles, con un balcón pequeño, como los de las casas viejas, que daba a una calle, pero por el que entraba muchísima luz.
    
    En algún aparador, una foto con dos personas. Una de ellas se fue. Pero ya no lloraba, ahora sonreía al recordar.