El ser supremo
Al cuarto dìa, el ser supremo creò a los animales. Los creò de todos los tipos; pequenyos, grandes, de colores, para el agua, el cielo y la tierra. Y vio que aquello estaba bien. Y quedò satisfecho.
Entonces, el hermano menor del ser supremo, un poco celoso quizà, tomò sucio barro y comenzò sus propios ensayos. Lagartos gigantes, seres peludos de muchas patas y aguijòn venenoso, ratas nocturnas con alas... Y la peor de todas sus creaciones, el hombre.
Llegaron pues los padres del ser supremo, que hasta entonces habìan estado trabajando en la fàbrica, y al ver las macabras obras de su hijo menor, quisieron reprenderle, màs el ser supremo (y hermano mayor) intercediò en su defensa, diciendo:
-No le rinyàis, porque al hombre lo creè yo. Me sobraban demasiadas piezas...
Entonces, el hermano menor del ser supremo, un poco celoso quizà, tomò sucio barro y comenzò sus propios ensayos. Lagartos gigantes, seres peludos de muchas patas y aguijòn venenoso, ratas nocturnas con alas... Y la peor de todas sus creaciones, el hombre.
Llegaron pues los padres del ser supremo, que hasta entonces habìan estado trabajando en la fàbrica, y al ver las macabras obras de su hijo menor, quisieron reprenderle, màs el ser supremo (y hermano mayor) intercediò en su defensa, diciendo:
-No le rinyàis, porque al hombre lo creè yo. Me sobraban demasiadas piezas...
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