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Bajo Arboles Mojados

Cuenta fija

Los días pasan en esta cárcel postiza, sin barrotes en las ventanas pero con grandes limitaciones. Los gritos quizá se hayan escondido en alguna esquina, o bajo la cama, o dentro de algún armario (temidos armarios).

Sin embargo, durante estos días en los que quizá he descuidado un poco más mis aficiones bloggeras, ha aparecido un nuevo miedo, una nueva limitación que se suma a las que pueda tener ya de por sí.

Durante estas jornadas he bailado y he bebido y he abrazado y besado a los que siempre están cerca, y he echado de menos a los que andan a miles de kilómetros. Y las lágrimas han continuado atrapadas sin poder derramarse.

Y me he visto a mí mismo creándome nuevos muros, altos, duros e inaccesibles. Muros y torres para esconder y guardar sentimientos y besos. Me he sorprendido también al comprobar mis inestabilidades, al reconocer mis miedos y admitir mi incapacidad para sustentar el ánimo y las sonrisas de terceros...

Está claro que si yo mismo no soy capaz de asegurarme una cuenta fija de felicidad, no puedo soportar con la carga de saberme propietario de nada ni de nadie.

Ahora sólo espero que el próximo disco de Coldplay salga pronto y sea capaz de animarme algo...

3 comentarios

Leonel -

Busco también mi cuota fija de felicidad y para hallarla buscare en lugares que camine y nunca tendría que haber abandonado. Pero también reconozco que cuesta y me cuesta bastante.

Guada -

Pues yo espero que llegue antes el equilibrio, que el mes de mayo puede hacerse largo.
A mi me sirve buscarme una rutina... últimamente se me había ido por tierra. Así disfruto más de los momentos libres...

Anónimo -

yo también lo espero, tanto una cosa como la otra..