La ciudad de debajo de la ciudad
Los seres de la ciudad de debajo de la ciudad celebran una fiesta. Han ido guardando durante un año los restos que le llegaban desde arriba y los han almacenado, para adornar las torres, adecentar las aceras y preparar un gran banquete.
Hace mucho tiempo que los otros, los de arriba les han olvidado. Tiempo atrás, les expulsaron por ser diferentes, les marginaron, y ellos se recluían en las alcantarillas. Poco después comenzaron a excavar en la roca y crearon grandes cámaras subterráneas, donde podrían vivir con tranquilidad.
Hacía unos cien años, los investigadores de la ciudad de debajo de la ciudad habían creado un pequeño sol que iluminaba la gran cámara central y que les permitía calentarse e incluso plantar ciertas verduras. Además, con las placas solares almacenaban energía que les permitía tener música sonando todo el día.
Su música no tenía nada que ver con la que se escuchaba arriba. Tenía muchas percusiones, como aquella que sonara en la sabana africana cuando el hombre comenzó a caminar sobre dos patas. Además, se acompañaba de flautas creadas con tubos metálicos. Esta música, como decía, llenaba las grutas y la gran caverna principal. Y como habían conseguido grabarla, cuando los músicos estaban cansados (créanme, esto ocurría muy pocas veces, pues siempre había alguien dispuesto a alegrar el ambiente), ponían estas reproducciones, y el ambiente festivo no terminaba nunca.
Para la fiesta de hoy, han encontrado un trombón. Ha sido muy arriesgado, pues han tenido que subir hasta zonas peligrosas, donde hacía tiempo que no subía nadie y estaban bastante expuestos. Pero ha valido la pena. Esta noche, algún afortunado tocará este instrumento y extasiará al resto de los habitantes de la ciudad de debajo de la ciudad...
Hace mucho tiempo que los otros, los de arriba les han olvidado. Tiempo atrás, les expulsaron por ser diferentes, les marginaron, y ellos se recluían en las alcantarillas. Poco después comenzaron a excavar en la roca y crearon grandes cámaras subterráneas, donde podrían vivir con tranquilidad.
Hacía unos cien años, los investigadores de la ciudad de debajo de la ciudad habían creado un pequeño sol que iluminaba la gran cámara central y que les permitía calentarse e incluso plantar ciertas verduras. Además, con las placas solares almacenaban energía que les permitía tener música sonando todo el día.
Su música no tenía nada que ver con la que se escuchaba arriba. Tenía muchas percusiones, como aquella que sonara en la sabana africana cuando el hombre comenzó a caminar sobre dos patas. Además, se acompañaba de flautas creadas con tubos metálicos. Esta música, como decía, llenaba las grutas y la gran caverna principal. Y como habían conseguido grabarla, cuando los músicos estaban cansados (créanme, esto ocurría muy pocas veces, pues siempre había alguien dispuesto a alegrar el ambiente), ponían estas reproducciones, y el ambiente festivo no terminaba nunca.
Para la fiesta de hoy, han encontrado un trombón. Ha sido muy arriesgado, pues han tenido que subir hasta zonas peligrosas, donde hacía tiempo que no subía nadie y estaban bastante expuestos. Pero ha valido la pena. Esta noche, algún afortunado tocará este instrumento y extasiará al resto de los habitantes de la ciudad de debajo de la ciudad...
3 comentarios
Último hombre feliz -
"Vamos a jugar. Plas plas.
tus problemas dejalos.
Para disfrutar. Plas plas.
Ven a Fraggel rock!"
Juank -
Gea -