Mintiendo todo el día
Volvió a casa y se encontró de frente con su madre, a la que saludó con una amplia sonrisa. Comió sólo en el comedor, mientras ella limpiaba por dentro, y le costó mantener los ojos secos, en un par de ocasiones estuvo a punto de caerle una lágrima, pero recobró en seguida la compostura y continuó leyendo el periódico.
A las 5 y 10 llegó su hermano del cole, le preparó la merienda y se sentó frente al ordenador para continuar haciendo alguno de los miles de informes retrasados que tenía.
Cuando su padre volvió del trabajo, fueron juntos a recoger su móvil nuevo, y ya de vuelta a casa se puso los pantalones para correr que le había traído Papá Noël y salió a hacer algo de deporte.
Volvió, se duchó y cenó con el resto de los de casa. Vio un rato la tele y ya a las 11 y 20, se metió en la habitación y preparó todo lo que necesitaría para el día siguiente.
Cuando se acostó, cogió un libro y comenzó a leer, aunque 4 líneas después de haber empezado, lo tuvo que dejar, pues tenía la cabeza tan llena de hipocresía que no podía entender ni lo que había impreso en las hojas. Encendió el ordenador y comenzó a escribir algo parecido a esto, mientras las lágrimas, además de limpiar sus ojos, vaciaban toda la falsedad acumulada a lo largo del día.
A las 5 y 10 llegó su hermano del cole, le preparó la merienda y se sentó frente al ordenador para continuar haciendo alguno de los miles de informes retrasados que tenía.
Cuando su padre volvió del trabajo, fueron juntos a recoger su móvil nuevo, y ya de vuelta a casa se puso los pantalones para correr que le había traído Papá Noël y salió a hacer algo de deporte.
Volvió, se duchó y cenó con el resto de los de casa. Vio un rato la tele y ya a las 11 y 20, se metió en la habitación y preparó todo lo que necesitaría para el día siguiente.
Cuando se acostó, cogió un libro y comenzó a leer, aunque 4 líneas después de haber empezado, lo tuvo que dejar, pues tenía la cabeza tan llena de hipocresía que no podía entender ni lo que había impreso en las hojas. Encendió el ordenador y comenzó a escribir algo parecido a esto, mientras las lágrimas, además de limpiar sus ojos, vaciaban toda la falsedad acumulada a lo largo del día.
8 comentarios
oroD -
Nómada -
No creo que haga falta que te diga que me tienes (otra vez) a tu disposición. Un abrazo.
jane eyre -
El Hacedor de Brumas -
GeBeSa -
Aldeana -
Hay que desahogarse. Yo siempre acabo contando lo que me pasa, aunque me diga a mi misma que no voy a hacerlo por no incordiar a nadie... lo que pasa es que a veces no se lo digo a quién debería...
Y lo hago después de pasarme el día fingienod que no pasa nada...
Pero sobre todo, no se puede uno engañar a sí mismo.
Un beso!
cris -
Juank -