Carnaval
El baile fue maravilloso. Todos estaban vestidos con sus mejores galas. Pomposos trajes de época, bonitos disfraces de arlequín. Incluso había alguna pareja de marineros comiéndose a besos por los rincones. Y todos con la máscara puesta, el único requisito que se había impuesto para poder asistir a la fiesta.
Pero cuando las campanadas sonaron anunciando la entrada del miércoles de ceniza, y las caretas comenzaron a caer, quedé horrorizado al comprobar que nadie en aquel salón tenía rostro. Ni tan solo yo...
Pero cuando las campanadas sonaron anunciando la entrada del miércoles de ceniza, y las caretas comenzaron a caer, quedé horrorizado al comprobar que nadie en aquel salón tenía rostro. Ni tan solo yo...
6 comentarios
domingo -
Último hombre feliz -
Muy bueno, hasta el nórdico impasible se ha estremecido.
Juank -
Raquel -
Me has hecho recordar la última obra de Kubrick, Eyes wide shut... fantasmagórica también donde las haya...
Gea -
Beca -
un post estremecedor
un beso :)