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Bajo Arboles Mojados

Promesas rotas

Una vez, hace tiempo, me juré a mí mismo que no me volvería a enamorar, que después, si las cosas no salían bien, lo pasaba muy mal...

Gracias a Dios, me traicioné.

1 comentario

GeBeSa -

Esa promesa nos la hacemos todos, pero ¿para que sirve la vida si no tropezamos con dulces caramelos de vez en cuando, aún sabiendo que al final (casi) todos se deshacen en la boca?