Pintar, pintar, pintar sin parar...
No sé por qué no lo conté. La verdad es que me jodió bastante, lo suficiente como para hacerle un hueco en este mi hueco.
El domingo pasado, cuando volví de pasar el fin de semana pseudo-borrachil-risckero, encontré mi habitación desmontada y metida en bolsas. Todos mis libros. Mis discos. Mis apuntes y hojas varias, de anotaciones, tonterías, poesías...
Sentí como si hubieran abierto mi cabeza, hubieran removido las circunvoluciones de mi cerebro, los girus, las fisuras... Así me sentía.
Papá y mamá habían decidido pintar mi habitación de (un asqueroso) color crema. En mi ausencia.
Ahora aún ando recomponiendo(me). No sé cómo voy a apañármelas para llenar todo el espacio con todos mis trastos (que ahora son menos, mamá tiró cosas mientras desmontaba. Los necesito para escribir, mamá.
Los necesito para vivir.
El domingo pasado, cuando volví de pasar el fin de semana pseudo-borrachil-risckero, encontré mi habitación desmontada y metida en bolsas. Todos mis libros. Mis discos. Mis apuntes y hojas varias, de anotaciones, tonterías, poesías...
Sentí como si hubieran abierto mi cabeza, hubieran removido las circunvoluciones de mi cerebro, los girus, las fisuras... Así me sentía.
Papá y mamá habían decidido pintar mi habitación de (un asqueroso) color crema. En mi ausencia.
Ahora aún ando recomponiendo(me). No sé cómo voy a apañármelas para llenar todo el espacio con todos mis trastos (que ahora son menos, mamá tiró cosas mientras desmontaba. Los necesito para escribir, mamá.
Los necesito para vivir.
4 comentarios
sergisonic -
G. -
anita -
kaveri -
Vale, el desorden de mi habitación sí que es casi absoluto. Pero ese no es el tema...