Sin ir más lejos
El otro día hablaba con un amigo sobre Venecia y le confesé que, entre otras muchas sorpresas, la ciudad me descubrió un loco.
Un loco de verdad, de los que gritan por el medio de la calle. Desquiciado.
Vestía harapos. Andrea y yo nos preguntábamos si sería un actor, aunque desechamos la idea. La interpretación era magnífica y no extendía la gorra para pedir compensación por su actuación.
Pienso que hay mucha gente que no se atreve a exteriorizar sus locuras y sin embargo, no están menos locos que aquel que encontramos entre los canales y las góndolas. Estoy seguro de que hay gente mucho menos cuerda que camina por el mundo sin ningún tipo de control psicológico.
Como yo, sin ir más lejos.
Un loco de verdad, de los que gritan por el medio de la calle. Desquiciado.
Vestía harapos. Andrea y yo nos preguntábamos si sería un actor, aunque desechamos la idea. La interpretación era magnífica y no extendía la gorra para pedir compensación por su actuación.
Pienso que hay mucha gente que no se atreve a exteriorizar sus locuras y sin embargo, no están menos locos que aquel que encontramos entre los canales y las góndolas. Estoy seguro de que hay gente mucho menos cuerda que camina por el mundo sin ningún tipo de control psicológico.
Como yo, sin ir más lejos.
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SuperManzana -