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Bajo Arboles Mojados

Tren

Deseó no haber abierto nunca la cortina del vagón.

La primera vez que lo hizo, él se encontraba allí. Fue una decisión desesperada. Cogió todo su equipaje (que en realidad constaba tan solo de una bolsa de tela pequeña, con tres o cuatro libros) y se bajó del tren.

No le conocía. Sin embargo se le acercó y le besó. Sabía por su cara triste que él no rehuiría aquel beso.

Ahora, tres años después, volvía a subir en aquel tren para continuar el viaje que nunca debió interrumpir. Relajada, ahora, sí, se sentó en su correpondiente asiento aún sin notar nada.

Cuando la pequeña pasó rozándola con su bufanda a rayas de colores comenzó a sospechar. La vieja que se le sentó enfrente lo acabó de confirmar todo.

El tren la había estado esperando. Las mismas personas. El mismo ambiente.

Cerró los ojos y se durmió. Un último pensamiento le dijo que nunca más volvería a despertar...

6 comentarios

Agua -

Bello, inquietante.....y a la vez plácido. Juntarlo todo es inexplicable para mí, es mágico.

Antonio Latorre -

Yo suelo dormirme en los trenes. ¿Tu crees que cada vez que me he despertado lo he hecho en otra vida?¿Y si así fuera el billete sirve de algo?¿Donde se puede reclamar?

Kaveri -

Bello!

jacaranda -

Quizás no se despierte de ese sueño y renazca en otros.

Siempre intentando cambiar los finales tristes...

flexo -

demasiado bonito y triste a la vez

Yarince -

Tus cuentos son tremendos. Aún recuerdo el del cine. Dan un poco de miedo, pero con ese regusto placentero, como un dolor no demasiado fuerte.