Comulonimbos
Cuando salió a correr, como hacía casi cada tarde después del trabajo, no sospechó que aquella nubecita que se asomaba por el este de la ciudad iba a cambiarle tanto la vida. Y sin embargo, emprendió la marcha.
Parecía que la meteorología se había adueñado de su ritmo, pues conforme iba acelerando la carrera, el cielo se iba cubriendo de oscuros nimbos. Al alcanzar la calle más alta de su recorrido diario, comenzó a chispear. Primero con una suave cortina que se agradecía, pero al ir creciendo su marcha, la intensidad de la lluvia aumentaba.
Por fin, en plena tormenta, decidió refugiarse en un portal. Que para su sorpresa no estaba vacío... Y en el momento en que acercaba sus labios a la desconocida que le miraba con cara de deseo, cayó el primer rayo...
Este relato ha resultado ganador en el concurso de Photoespaña 2004 en la fotografía correspondiente
Parecía que la meteorología se había adueñado de su ritmo, pues conforme iba acelerando la carrera, el cielo se iba cubriendo de oscuros nimbos. Al alcanzar la calle más alta de su recorrido diario, comenzó a chispear. Primero con una suave cortina que se agradecía, pero al ir creciendo su marcha, la intensidad de la lluvia aumentaba.
Por fin, en plena tormenta, decidió refugiarse en un portal. Que para su sorpresa no estaba vacío... Y en el momento en que acercaba sus labios a la desconocida que le miraba con cara de deseo, cayó el primer rayo...
Este relato ha resultado ganador en el concurso de Photoespaña 2004 en la fotografía correspondiente
1 comentario
David -