Con holgazanería
Entramos en tu casa bastante tarde, serían sobre las cinco, y fuera la noche dejaba de ser oscura y se distinguía cierta claridad en el horizonte que marcaba el amanecer.
Entramos de puntillas y de la mano, y besándonos a cada dos pasos. Me metí en tu habitación mientras entrabas a decirles a tus padres que ya habías vuelto. Yo te esperaba ansioso y desnudo bajo el edredón nórdico que siempre terminaba manchado y guardando mi olor, como decías siempre, cuando ya me había ido de la cama...
Cuando apareciste por la puerta, me pediste que no hiciera ningún ruido acercando el índice a los labios y chistando suavemente.
Te desnudaste frente a mí, lentamente, recreándote en cada movimiento, deteniéndote en cada prenda. Y por fin te metiste en la cama a mi lado.
Jugamos a susurrarnos, a acariciarnos en silencio para que tus padres, que dormían en la habitación de al lado no nos oyeran. Jugamos a decirnos mentiras, tú diciendo que me querías; yo diciéndote que te amaba. Jugamos a olvidar el amanecer. Y jugamos a olvidar el resto del mundo.
Sólo tus caricias, mis besos, tú y yo.
Cuando tus padres se levantaron para ir a trabajar me escondiste bajo el edredón. Y cuando por fin salieron de casa, hicimos el amor. Despacito. Con holgazanería.
Entramos de puntillas y de la mano, y besándonos a cada dos pasos. Me metí en tu habitación mientras entrabas a decirles a tus padres que ya habías vuelto. Yo te esperaba ansioso y desnudo bajo el edredón nórdico que siempre terminaba manchado y guardando mi olor, como decías siempre, cuando ya me había ido de la cama...
Cuando apareciste por la puerta, me pediste que no hiciera ningún ruido acercando el índice a los labios y chistando suavemente.
Te desnudaste frente a mí, lentamente, recreándote en cada movimiento, deteniéndote en cada prenda. Y por fin te metiste en la cama a mi lado.
Jugamos a susurrarnos, a acariciarnos en silencio para que tus padres, que dormían en la habitación de al lado no nos oyeran. Jugamos a decirnos mentiras, tú diciendo que me querías; yo diciéndote que te amaba. Jugamos a olvidar el amanecer. Y jugamos a olvidar el resto del mundo.
Sólo tus caricias, mis besos, tú y yo.
Cuando tus padres se levantaron para ir a trabajar me escondiste bajo el edredón. Y cuando por fin salieron de casa, hicimos el amor. Despacito. Con holgazanería.
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Anónimo -
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dama de agua -