En mi hombro

-No te importa, ¿verdad?
Entonces, notando la cabeza de ella así, oliendo su perfume, sintiendo el calorcillo que desprendía y su pelo, suave, contra su cuello, recordó la última persona que había dormido en su hombro, en el asiento trasero de un taxi, camino de la madrugada más mágica que ninguno de los dos pudiera haber vivido nunca jamás.
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oroD -
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