Casi las doce
Eran casi las doce de la noche y se sentó delante del ordenador. Mañana tendría que madrugar para ir al trabajo, y sonreía sardónicamente pensando en la gente que le había dicho tantas veces la de fiestas, borracheras, cines y demás que disfrutaría con su independencia.
Ja.
Las lentillas escocían. Le gustaba el ritual de quitárselas y dejar de ver enfocado el mundo. En realidad, con ellas puestas el mundo estaba sólo ligeramente menos desenfocado. Nunca tuvo las cosas claras.
Ayer robó un ventilador. Esta noche dormirá fresquito...
2 comentarios
Kaveri -
E -
Ya tendras tiempo.
Tu nuevo trabajo es lo primero.