Nadie me enseñó a dormir la siesta
Lo juro. Lo intento cada poco tiempo.
Me recuesto en la cama, en el sofá, incluso en algún que otro regazo. Y cierro los ojos e intento no pensar.
Entonces llega mi hermano pequeño y me llama a gritos, o suena el teléfono, o alguien tiene una crisis convulsiva en el vecindario o hay una invasión extraterrestre.
Y ya no me queda otra que levantarme y dejar otra vez de intentar dormir la siesta.
No sé. No me sale...
2 comentarios
aixa -
besets!
kaveri -
Sólo duermo siestas con éxito en la universidad, de microsegundos en clases aburridas, o de cinco minutos en el césped.