27-2-06 Huídas y despedidas
Las calefacciones siempre me dieron calor.
Como tus brazos.
Nunca comprendí la facilidad con la que se rompen los termostatos de los aires acondicionados. Y los corazones.
También se rompen fácilmente los corazones.
Llevo casi una hora pensando en una divagación que me lleve a una despedida y a una huida. O al revés. Bueno, creo que fue huida, aunque aún no tengo claro quien fue el que huyó ni el que se marchaba. El beso está claro. Nació en tu boca y yo lo continué.
Y lo siento. Deberías saber que si no escribo nada, me muero.
0 comentarios