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Bajo Arboles Mojados

Ahogada

El árbol que apareció en la playa traía entre sus ramas una sorpresa.

La ahogada había quedado atrapada con su pelo entre el laberinto de ramificaciones. Los peces le habían comido la punta de los pies y de los dedos, y una estrella de mar decidió quedarse a vivir en su frente.

A pesar de los nuevos inquilinos que ahora habitaban su cuerpo, cuando la encontré me enamoré perdidamente, y no paré de pensar la razón por la que una chiquilla así, de no más de dieciséis años, se había podido quitar la vida en el acantilado.

La escondí en una gruta que el mar había creado en la ladera de la montaña, de nuevo dentro del agua, en el lago que no se vaciaba ni con la bajamar. Al pie del árbol sin hojas, con el pelo enredado, que se mecía con las ondas del mar, con la estrella de mar que asemejaba un bonito tocado y los pececillos, que continuaban buscando algo de carne en los tiernos piececillos.

Aún hoy, después de que el terremoto sellara la entrada de la cueva, no me la puedo quitar de la cabeza.

2 comentarios

Brocco -

uff!!!

Saf -

Es alucinante cómo puedes llegar a escribir.

Daría las manos, los pies y el bazo (del primero que pasara a mi lado...) por haber escrito yo este cuento.

¡¡Eres increible, OroD!!

Un beso,

Saf ;-))