Finales tristes...
A la salida del cine, todo el mundo agachaba la cabeza y rehuía las miradas de los demás. No había parejas cogidas de la mano besándose, ni grupos de amigos desternillándose o chicos con pinta de intelectuales comentando aquellos puntos que no les habían quedado claros... Si alguien se hubiera aventurado a mirar a otra persona a la cara, hubiera encontrado un rostro blanco. Por el miedo.
La salida del cine estaba llena de gente pálida. Asustada.
Aterrorizada.
Nadie podía entender quièn había podido filmar el verdadero fin del mundo y luego había tenido la osadía de mostrárselo a gente inocente que, simplemente, no sabía que estaba muerta...
3 comentarios
Anónimo -
kaveri -
Ah, y no, no me dio por buscarte en Parma, aunque en medio de mis sueños sobrevolé Italia, pero como estaba dormido no pude descubrir tu villa.
Yarince -
Lo releo y uf, inquietante.