La literatura (II)
Bueno, pues eso, buenas noches...
¡Espera!, ¿te importaría que subiera y me das un vaso de agua?
Venga, claro, sube.
Y en cuanto cerraste la puerta, te paraste en seco, y yo choqué por detrás contigo. Y te giraste despacio, me miraste a la cara con esos ojos serios, y lentamente, centímetro a centímetro, fui acercando mis labios a mis sueños, para por fin cumplirlos.
Y cuando el reloj del campanario dio las cuatro y media, salí corriendo sonriente de tu casa, dejándote entre sueños, colocándome la ropa recién puesta, pensando en el viernes, cuando volvería a verte...
¡Espera!, ¿te importaría que subiera y me das un vaso de agua?
Venga, claro, sube.
Y en cuanto cerraste la puerta, te paraste en seco, y yo choqué por detrás contigo. Y te giraste despacio, me miraste a la cara con esos ojos serios, y lentamente, centímetro a centímetro, fui acercando mis labios a mis sueños, para por fin cumplirlos.
Y cuando el reloj del campanario dio las cuatro y media, salí corriendo sonriente de tu casa, dejándote entre sueños, colocándome la ropa recién puesta, pensando en el viernes, cuando volvería a verte...
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