Distracción (III)
Cuando se le fue acercando, despacio y liviana sobre la superficie del lago, pudo comprobar que se trataba de una ciudad flotante en miniatura, miles de pequeñas casas de barro construidas sobre los lomos de un par de medusas gigantescas.
Las libélulas, con sus diminutos tripulantes, iban y venían. Cada casita tenía en su interior una luciérnaga que le proporcionara luz y calor.
Y en medio de la ciudad, majestuosa, se alzaba una torre, coronada por un pequeño magnolio en flor, y vigilada por centenares de polillas, todas al servicio de la reina...
Las libélulas, con sus diminutos tripulantes, iban y venían. Cada casita tenía en su interior una luciérnaga que le proporcionara luz y calor.
Y en medio de la ciudad, majestuosa, se alzaba una torre, coronada por un pequeño magnolio en flor, y vigilada por centenares de polillas, todas al servicio de la reina...
5 comentarios
oroD -
Herrero de Imblog: alguien me regaló, en abril del año pasado, un tarro lleno de libélulas... Las alimento cada día con cariño... Y no me pienso desprender de ellas jamás.
Kaveri: sabes que, cuando quieras, te vuelvo a escribir otro cuento
Juank: no me tomo nada para escribir. En realidad, creo que estoy ya lo suficientemente loco... Y me gusta...
Juank -
Herrero de Imbolg -
Algunos nos prestamos de nuevo a estar ahí.
kaveri -
Anónimo -