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Bajo Arboles Mojados

Alicia

Alicia Cuando Alicia salió del espejo, nos encontramos frente a frente. Era ya anciana, en nada parecía a aquella chiquilla que unos 60 años atrás corriera tras un conejo blanco que llegaba tarde.

-Que le corten... -comenzó a decir, pero de momento se detuvo.

Se dio cuenta de que estaba comenzando a comportarse como aquella otra mujer que había odiado con tanta intensidad tiempo atrás, aquella reina que había conseguido desbancar con sus artes de persuasión.

Entonces, dio media vuelta, se introdujo de nuevo en el espejo con dos pasitos cortos, y desde allí me tiró un pastel que decía "Cómeme"...

1 comentario

Último Hombre Feliz -

No veo a Alicia anciana al otro lado del espejo. Más bien creo que, de niña, volvería una y otra vez a ese mundo, para ser reina por otro día, paseándose, saltando de rio en rio, hasta que el tiempo erosione sus mejillas, la imaginación le sea arrebatada por una televisión o un sistema educativo cuadriculado y el huir de la soledad que da el ser diferente acabe por cerrarle la puerta a ese mundo.
Saldría del espejo, y ya no regresaría. "Crecería" y "maduraría", se acostumbraría a una rutina, encontrará novio, tendrá dos hijos con dos años de diferencia, se comprará un piso en una ciudad y veraneará en la costa.
Dejará de ser la niña especial, la imaginativa criatura que se sorprendía viajando en tren, y se convertirá en una persona más, un alguien más, en una Barcelona más.

El tiempo, implacable, despiadado, arrasa con todo. Vive el presente y aferrate a lo que tengas, con tanta fuerza que exprimas todo cuanto puedas, porque cierto es que pronto, demasiado pronto, lo perderás.