Me encantan los días de lluvia... Y me encanta que los del tiempo se equivoquen y en vez de gota fría tengamos una continua y persistente cortina de lluvia fina... Espero poder pasar algún rato leyendo bajo la luz de la lámpara del comedor (la más cálida), con una mantita a cuadros (muy pop) y una buena novela... O mejor, un libro de poesía.
Casualidad fue que nos encontráramos en este mundo de locos, que nos juntáramos y habláramos (horas, días, meses...). Casualidad fue que conicidiéramos en lo necesario, y difiriéramos en lo obligatorio. Casualidad es que continúe pensando en ti a pesar de todo y a pesar de todos... Casualidades.
Como mi cabeza alrededor de la idea de tenerte cerca, de abrazarte. Como la poesía en mis dedos cuando pienso en ti. Como mis labios sobre los tuyos, sobre los nuestros... Venga, que te espero
Lástima de nubes, que no me han dejado ver las auroras que predecían en los noticiarios... A cambio, el cielo me ha regalado un atardecer anaranjado, que conforme el sol se fusionaba con la tierra, pasaba a rojizo, hasta terminar en una noche negra, aunque llena de estrellas, las mías, las tuyas, las de arriba, las de abajo... estrellas.