Crisis
La bibliotecaria de mi pueblo está de fiesta. A ella esto de la crisis le ha venido que ni pintado, porque la gente, lejos de quitarse otros lujos (si por lujos podemos entender los 8 euros de una edición de bolsillo de cualquier libro), ha decidido visitar con mayor frecuencia y asiduidad el templo del lector. Así no tienen que comprar aquellos libros que les acompañarán en la mesita de noche, en el retrete o en la mesacamilla con faldas y estufa encendida.
Yo me sonrío, y aunque ya no pueda visitar mi biblioteca con la frecuencia que lo hacía antes, aún gozo de ciertos privilegios como lector antiguo y reiterado.
Por eso, y por mi cara bonita (y porque la persona que hizo la reserva no se había presentado en una semana), me llevo una novedad para zampármela en 15 días.
Y de paso me ahorro 18 ñapos, que no está el horno para bollos...
2 comentarios
Argax -
Aun recuerdo como descubrí a Auster en sus estanterías y miralo hoy al de Newark hecho un fenomeno de masas. O como profundicé en la literatura de terror o como me quedaba las horas muertas hojeando lomos de libros.
Ains. Esta sequía de tiempo...
kaveri -