20-5-06 - Lecturas
Anoche recité una de mis poesías. Es la primera vez que lo hacía, y la verdad es que no fue nada bien. Los nervios se revolvían en algún punto entre el estómago y el íleon, y no me dejaban hablar bien. Creo que en alguno de los versos se llegó a asomar uno de los nervios por la garganta. Vi como una de las señoras de la primera fila se desmayaba, aunque las autoridades gubernamentales decidieron silenciar el hecho.
La lectura estuvo, sobretodo, marcada por las presencias y las ausencias. Mamá y papá llegaron a la conclusión de que era más urgente ordenar las facturas que acudir. A pesar de ello, no dejó de haber gente que me quería. O eso creo.
Luego nos fuimos a cenar, parte de la comitiva, y encontré un grupo de fans a la entrada del restaurante. Una de ellas dijo: nunca pensaría que pudiera escribir poesía, ¿le has visto? A lo que yo respondí mentalmente: yo tampoco creí nunca que pudiera escribir poesías.
Por la noche sudé como pocas veces. Es lo que tiene el amor y el verano.
Dormí de un tirón, con las caderas echas polvo, las piernas engarrotadas, y la sensación de estar comenzando a encontrar un camino. Aunque aún no sepa a dónde me lleva.
La lectura estuvo, sobretodo, marcada por las presencias y las ausencias. Mamá y papá llegaron a la conclusión de que era más urgente ordenar las facturas que acudir. A pesar de ello, no dejó de haber gente que me quería. O eso creo.
Luego nos fuimos a cenar, parte de la comitiva, y encontré un grupo de fans a la entrada del restaurante. Una de ellas dijo: nunca pensaría que pudiera escribir poesía, ¿le has visto? A lo que yo respondí mentalmente: yo tampoco creí nunca que pudiera escribir poesías.
Por la noche sudé como pocas veces. Es lo que tiene el amor y el verano.
Dormí de un tirón, con las caderas echas polvo, las piernas engarrotadas, y la sensación de estar comenzando a encontrar un camino. Aunque aún no sepa a dónde me lleva.
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