Comienzo para un cuento (que no continuaré)
Se sienta a mi lado y comienza a hablar. Sabe que no le escucho. Ya me sé sus historias de memoria. Sabe que no le presto atención alguna. Yo voy para fumarme mi cigarro durante el trabajo. Él siempre llega y comienza a hablar. Como siempre. Como el primer día.
No fuimos extraños el uno para el otro, simplemente llegó y comenzó a hablar. Al principio sí le contestaba, y le escuchaba, pero a los pocos días comprobé que siempre me contaba las mismas historias.
Un día habló de algo nuevo. Pasó más de media hora fabulando. Estoy seguro de que aquello no lo había escuchado a nadie. Salió todo de su cabeza. Lo escribí y a los pocos días había ganado un premio de cuentos.
Es por eso que continúo escuchándole. La segunda vez que vario la conversación habitual me sorprendió con una poesía. Busqué en todos los lados, consulté millones de páginas en internet y acabé por concluir que aquello también era inédito. Como el cuento.
Al tiempo tenía una colección de versos y prosas que dieron forma a un libro con mi nombre y apellidos. Yo ganaba el dinero. Y continuaba escuchándole cada tarde.
No fuimos extraños el uno para el otro, simplemente llegó y comenzó a hablar. Al principio sí le contestaba, y le escuchaba, pero a los pocos días comprobé que siempre me contaba las mismas historias.
Un día habló de algo nuevo. Pasó más de media hora fabulando. Estoy seguro de que aquello no lo había escuchado a nadie. Salió todo de su cabeza. Lo escribí y a los pocos días había ganado un premio de cuentos.
Es por eso que continúo escuchándole. La segunda vez que vario la conversación habitual me sorprendió con una poesía. Busqué en todos los lados, consulté millones de páginas en internet y acabé por concluir que aquello también era inédito. Como el cuento.
Al tiempo tenía una colección de versos y prosas que dieron forma a un libro con mi nombre y apellidos. Yo ganaba el dinero. Y continuaba escuchándole cada tarde.
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Mar -
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anita -