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Bajo Arboles Mojados

Noche de fiesta mierda

    Digamos que no es mi mejor noche.
    
    Supongamos que por diversas razones, al final me he quedado solo, con la posibilidad de ver mil películas y con mucha pereza.
    
    Pensemos en el montón de platos por lavar que me espera en la cocina, o la cama, aún por hacer, prestada de mi hermano en su habitación, un poco más fresca que la mía en estos días.
    
    Volvamos a la cama, aunque esta vez, a la mía, esa cama que esta noche volverá a ser tan ancha en su estrechez, tan fría aún a pesar del calor que continuará cayendo como niebla sobre este pueblo perdido de la mano de algún dios.
    
    Quizá la causa de la pereza no sea otra más que la imposibilidad de poder estirar el brazo y encontrar un brazo ajeno, que se queja de mi pesadez aunque siempre acaba tendiendo una mano.
    
    No me apetece ni cenar...

3 comentarios

anita -

madre mía...todo este drama por una noche...¿q pasará el día q le den a tu chico una estancia breve en el extranjero, en otra franja horaria?

aixa -

digamos que siempre aparece un ángel que te presta sus manecitas de musgo porque no quiere que te ahogues entre la húmeda niebla.

besets

kaveri -

Que injustamente caprichosa es la vida, lo que a veces nos da (ver post anterior), bien pronto nos quita.